jueves, 21 de marzo de 2013

Corporatismo: Empresarios, industriales y políticos colombianos anticapitalistas


Corporatismo: empresarios, industriales y políticos colombianos anticapitalistas
Eduardo Sáenz Rovner
Tomado de: La ofensiva empresarial. Industriales, políticos y violencia en los años 40 en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. 2007.
Libro completo aquí
(Gracias a Jorge Eduardo por las citas)


"La Segunda Guerra Mundial benefició a los industriales con una protección prácticamente accidental. Pero al tiempo que la guerra llegaba a su fin, los grandes industriales comenzaron a temer que las manufacturas extranjeras inundasen el país, excluyéndolos del negocio, o al menos forzándolos a reducir el muy alto nivel de ganancias del cual gozaban gracias a su control oligopolístico del mercado doméstico. En consecuencia, los temas del proteccionismo y los aranceles a las importaciones se convirtieron en los más candentes e importantes tópicos del debate sobre política económica en Colombia en la segunda mitad de los años 40. Además, el asunto de quienes tendrían acceso a las divisas provenientes de las exportaciones (básicamente, de café), divisas que eran administradas por la Oficina de Control de Cambios, también se convirtió en tema de agudas disputas y conflictos entre industriales, cafeteros y comerciantes."

"En la década de los años 30 Ospina Pérez había defendido una política de devaluación del peso, como una forma de incrementar los ingresos de los exportadores de café. Por entonces, como acérrimo defensor de la división internacional del trabajo, Ospina Pérez insistió en que el futuro del país dependía de la expansión del sector cafetero, ya que consideraba un “absurdo” que Colombia siguiese los mismos pasos hacia la industrialización como lo habían hecho los Estados Unidos y Europa Occidental. Consecuente con dicha perspectiva, este multimillonario cafetero consideraba que los campesinos no debían abandonar el campo y tendrían que permanecer cultivando las fincas cafeteras (especialmente, aquellas muy extensas propiedades del clan de los Ospina), en donde los jornaleros supuestamente podrían tener control del proceso completo de la siembra, la cosecha y la comercialización del trabajo. De acuerdo con tan “generosa” visión de este empresario, laborar en el campo era una mejor alternativa al trabajo mecánico y rutinario en las fábricas, el cual –según él- “atrofiaría” la iniciativa y la inteligencia del pueblo colombiano.”

“Aunque el nuevo presidente electo aceptó que “el factor decisivo” en su elección fue el fuerte apoyo del sector cafetero, el mismo Ospina Pérez (consciente del creciente poder económico de los industriales) reconoció entonces que en su programa de gobierno debía existir un mínimo de proteccionismo industrial. Aceptó que los aranceles a las importaciones debían ser aumentados para proteger al sector manufacturero, y citó como ejemplo las idea de Alexander Hamilton, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, quien desde finales del siglo XVIII había implementado una política proteccionista a favor de la incipiente industria norteamericana, política que había expresado claramente en su Report on Manufactures en 1791.”

“Ni los industriales ni los cafeteros colombianos fueron ls responsables directos de esa nueva prosperidad. Más bien, la “bonanza” fue el resultado de condiciones del mercado en el exterior que estaban fuera de su control. Sin embargo, ambos grupos trataron de aprovecharse al máximo de la situación. Por tanto, no sólo entraron en disputas en asuntos concernientes a la protección de la industria y al nivel de las tarifas arancelarias, sino también en temas críticos como tasas de cambio diferenciales, nivel de devaluación del peso, licencias de importación, subsidios a las exportaciones, control de precios y manejo de la oferta monetaria y el crédito.”

“En 1944 Lleras Restrepo fue contratado por la ANDI. Inicialmente escribió un memorando atacando una propuesta de presupuesto del gobierno que realmente no favorecía los intereses de los industriales. Sus servicios agradaron a la ANDI tanto que la asociación no vaciló en pedirle que fuese su representante en la Junta Nacional de Aduanas, encargada de revisar los niveles de tarifas arancelarias.”

“Lleras Restrepo también intrigó en la Oficina de Control de Cambios, que clasificaba los artículos de importación bajo diferentes categorías. Dependiendo del rango de la importación, se hacía más o menos difícil la obtención de los dólares oficiales necesarios para importar los bienes. La tarea de Lleras Restrepo era presionar para que el gobierno clasificase a las manufacturas extranjeras como importaciones superfluas. Esto, obviamente, protegía a las industrias locales.”


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