sábado, 11 de agosto de 2012

Nicolás Gómez Dávila: Libertad, propiedad y opresión

Tomado de: Notas. Bogotá, Villegas. Pp. 113-114.


La propiedad de los instrumentos de producción es la sola garantía de la libertad. Digamos, aún excesivamente: quien no tiene tierra, no tiene libertad.
Propiedad sin embargo directa y no indirecta; propiedad que el dueño administra y no solamente posee por medio de una ficción jurídica; propiedad que sus manos palpan y de la cual su voluntad dispone. Toda riqueza colectiva es, por lo tanto, base ineficaz y apoyo nugatorio de la libertad individual, ya que no es propiamente la riqueza lo que nos libera sino su apropiación.
El verdadero dueño no es tanto el que transitoriamente usa o abusa, como el que regula, limita, determina y otorga el abuso y el uso. Así, si a una omnipotencia legislativa capaz de modificar constantemente los derechos consuetudinarios se suma la colectivización de la propiedad, la colectividad sola o sus amos vergonzantes son libres, mientras que el individuo se encuentra soberanamente subyugado y sometido.

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